VISION

LA IGLESIA PENTECOSTES VIDA ABUNDANTE EXISTE PARA EXALTAR AL SALVADOR Y EQUIPAR ALOS CREYENTES PARA LA OBRA DE DEL MINISTERIO.

MISION

MINISTERIOS VIDA ABUNDANTE
TIENE COMO PROPOSITO SUPLIR LAS NECESIDADES DE LAS PERSONAS ATRAVEZ DE :
1; EVANGELISMO 2; DISCIPULADO 3; GRUPOS PEQUEÑOS
4; COMPAÑERISMO 5; BENEVOLENCIA

VALORES

AMOR-FIDELIDAD-HUMILDAD-INTEGRIDAD-UNIDAD-CONFIANZA-RESPETO-TOLERANCIA-RESPONSABILIDAD

lunes, 17 de junio de 2013

¿Qué es la meditación cristiana?

No existen los pasajes bíblicos que usen la frase “meditación cristiana.” Ambas palabras “meditar” y “meditación” se encuentran aproximadamente dieciocho veces en el Antiguo Testamento. Hay dos palabras hebreas que son traducidas como “meditar,” y se encuentran en Génesis 24:63; Josué 1:8; Salmos 1:2, y otros. En el contexto de estos versos, a la palabra hebrea “hagah” se le asigna el significado de “examinar, considerar, imaginar, meditar, lamentar, hablar, estudiar, hablar, expresar, etc.” A la palabra hebrea “aiyach” se le adjudica aún otro significado, cuando es usada en el sentido de considerar, conversar con uno mismo, y por lo tanto en voz alta; para expresar o comunicar, quejas, declarar, meditar, orar, hablar (con Dios en oración), etc. La palabra “meditación” se encuentra en Salmo 5:1; 19:14, y otros. Un verso familiar en Salmo 19:14 dice, “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti…” Él pide que sus palabras y pensamientos sean consistentes. Las palabras de la boca son una farsa si no están sustentadas por la meditación del corazón. Contrario al pensamiento popular en algunos círculos, la meditación cristiana nada tiene que ver con ninguna práctica que involucre un misticismo oriental como su raíz o modelo. Tales prácticas incluyen lectio divina (lecturas divinas), meditación trascendental, y muchas formas de la llamada oración contemplativa. Éstas contienen en su núcleo una peligrosa premisa, de que podemos “escuchar la voz de Dios,” no a través de Su Palabra, sino a través de revelación extra-bíblica. Hay iglesias en la actualidad que están llenas de gente quienes creen que están escuchando una “palabra del Señor,” contradiciéndose con frecuencia unos a otros y causando interminables disputas y divisiones dentro del Cuerpo de Cristo. En ninguna parte de la Escritura se anima a los cristianos a buscar cualquier sabiduría más allá de la Biblia, la cual es “…inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3:16-17). Si la Biblia es suficiente para equiparnos totalmente para toda buena obra, ¿cómo podemos creer que necesitamos buscar una experiencia mística adicional a ésta? Para el cristiano, la meditación debe ser únicamente sobre la Palabra de Dios, y lo que ella revela acerca de Él. David encontró que esto es así, y describe al hombre que es “bendecido,” como aquel que “…en la ley de Jehová está su delicia, en su ley medita de día y de noche.” (Salmo 1:1-2, énfasis añadido). La verdadera meditación cristiana es un proceso activo del pensamiento (pensando, resolviendo), donde nos entregamos al estudio de la Palabra, orando sobre ello, y pidiéndole a Dios que nos dé el entendimiento por el Espíritu, Quien habita en el corazón de cada creyente, y Quien ha prometido guiarnos “a toda la verdad” (Juan 16:13). Entonces ponemos esta verdad en práctica, sometiéndonos a ello (las Escrituras) como la regla para nuestra vida y práctica, mientras practicamos nuestras actividades cotidianas. Esto ocasiona el crecimiento y la madurez espiritual en las cosas de Dios, al ser enseñados por el Espíritu Santo.

lunes, 11 de marzo de 2013

¿Qué es la iglesia?

Mucha gente en la actualidad entiende la iglesia como un edificio. Esta no es la definición bíblica de la iglesia. La palabra iglesia viene de la palabra griega “Ekklesia” que significa “una asamblea” o “una convocatoria.” La raíz del significado de la palabra “iglesia” no es un edificio, sino la gente. Es irónico que cuando le preguntas a la gente a cuál iglesia asisten, usualmente ellos dicen, Bautista, Metodista, u otra denominación. Muchas veces ellos se refieren a una denominación o un edificio. Romanos 16:5 dice, “Saludad también a la iglesia de su casa....” Pablo se refiere a la iglesia “en su casa,” - no a un edificio que alberga la iglesia, sino al cuerpo de creyentes. La iglesia es el cuerpo de Cristo. Efesios 1:22-23 dice, “Y sometió todas las cosas bajo Sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es Su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” El Cuerpo de Cristo está formado por todos los creyentes desde el tiempo de Pentecostés (Hechos 2) hasta el Arrebatamiento de la Iglesia. El Cuerpo de Cristo comprende dos aspectos: (1) La iglesia universal es la iglesia formada por todos los que tienen una relación personal con Jesucristo. 1 Corintios 12:13-14 dice, “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.” Aquí vemos que cualquiera que ha depositado su fe en Jesús es parte del Cuerpo de Cristo. La iglesia de Dios verdadera no es ningún edificio de iglesia o denominación. La iglesia universal de Dios la forman todos aquellos que han recibido la salvación a través de la fe en Jesucristo. (2) La iglesia local está descrita en Gálatas 1:1-2, “Pablo, apóstol... y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:” Aquí vemos que en la provincia de Galacia había muchas iglesias – lo que llamamos una iglesia local. Una iglesia Bautista, Luterana, Metodista, etc., no es LA iglesia, como en la iglesia universal – sino más bien es una iglesia local. La iglesia universal la forman los que han confiado en Cristo para salvación. Estos miembros de la iglesia universal deben buscar compañerismo y edificación en una iglesia local. En resumen, la iglesia no es un edificio, o denominación. De acuerdo a la Biblia, la iglesia es el Cuerpo de Cristo – todos aquellos que han depositado su fe en Jesucristo para salvación (Juan 3:16; 1 Corintios 12:13). Hay miembros de la iglesia universal (el Cuerpo de Cristo) en las iglesias locales.

sábado, 16 de junio de 2012

¿Por qué debo creer en una religión organizada?

El diccionario nos ofrece la siguiente definición de “religión” – “creencia en Dios o dioses para ser adorados, usualmente expresado mediante conductas o rituales; cualquier sistema específico o creencia, adoración, etc., con frecuencia incluye un código de ética” A la luz de esta definición, la Biblia sí habla sobre una religión organizada. En muchos casos, el propósito e impactos de la “religión organizada” no es algo que agrade a Dios. A continuación enumeramos algunos pocos ejemplos donde se describe la religión organizada. Génesis 11:1-9: En lo que pudiera ser el primer intento de una religión organizada, los descendientes de Noé se organizaron para construir una torre bajo la creencia de que, si ellos pudieran construirla lo suficientemente alta, ellos serían salvos. Ellos creían que su unidad era más importante que su relación con Dios. Dios llegó y confundió sus lenguas, poniendo fin a esta religión. Éxodo 6 y siguientes: Dios le había dado promesas a Abram (Abraham) concernientes a una relación especial entre Dios y sus descendientes. Sin embargo, vemos esta “organización” iniciarse para la nación en el éxodo y funcionando a través de la historia de los israelitas. Los Diez Mandamientos, el Tabernáculo, el sistema de sacrificios, etc., todo fue organizado por Dios y seguido por los israelitas. Un estudio posterior del Nuevo Testamento aclara que el objetivo final de esta religión era guiarlos hacia Cristo (Gálatas 3; Romanos 7). Sin embargo, muchos han malentendido esto y han adorado los elementos en vez de al Dios Verdadero. Libro de Jueces y siguientes: Muchos de los conflictos que experimentaron los israelitas involucraba el problema de la religión organizada. Estos ejemplos incluyen: Baal (Jueces 6; 1 Reyes 18); Dagón (1 Samuel 5); y, Moloc (2 Reyes 23:10). Dios usó estas religiones para desplegar Su poder desafiando a sus “dioses.” Los Evangelios: Los fariseos y saduceos representaban la religión organizada en los tiempos de Cristo. Jesús los confrontaba constantemente acerca de sus falsas enseñanzas e hipócritas estilos de vida. Muchos de ellos abandonaron su organización religiosa – Pablo es un ejemplo de ello. Las Epístolas (cartas): Había grupos organizados que mezclaban el Evangelio con una lista de ciertas obras requeridas. También ponían presión en los creyentes para que cambiaran y aceptaran esta nueva religión. Gálatas y Colosenses contienen advertencias acerca de esto. Apocalipsis: Aún al final de los tiempos, la religión organizada tendrá un gran impacto en el mundo mientras el Anticristo establece una única religión mundial. En la mayoría de los casos el resultado final de la “religión organizada” se desvía de los propósitos de Dios. Sin embargo, la Biblia sí habla de los cristianos organizados (creyentes) que son parte de Su plan. El las llama “iglesias.” Los textos en el libro de Los Hechos y las Epístolas, contienen instrucciones en cuanto a que la iglesia debe ser organizada e interdependiente. La organización conduce a la protección, productividad, y mayores alcances (Hechos 2:31-47). En este caso podría más bien llamarse una “convivencia organizada”. No hay un plan para alcanzar a Dios (Él ya los ha alcanzado a ellos). No hay orgullo (todo es recibido por gracia). No debe haber riñas por el liderazgo (Cristo es la Cabeza – Colosenses 1:18). No debe haber prejuicios (Todos somos uno en Cristo – Gálatas 3:28). El estar organizados no es el problema; el seguir una religión lo es.

miércoles, 25 de enero de 2012

¿Qué es el Cristianismo y qué creen los Cristianos?


ES NESESARIO ROBAR, ENGAÑAR Y ENALTECERSE ALGO QUE SOLO EN TU IMAGINACION EXISTE ???? ME PREGUNTO YO MISMO
1ª Corintios 15:1-4 dice, “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.”

En pocas palabras, esa es la creencia del Cristianismo. El Cristianismo es único entre todas las otras expresiones de fe, porque el Cristianismo trata más acerca de una relación, que de una práctica religiosa. En lugar de adherirse a una lista de lo que “debe y lo que no debe hacerse”, la meta de un Cristiano es cultivar un caminar cercano con Dios el Padre. Esa relación se ha hecho posible por la obra de Jesucristo, y el ministerio en la vida del Cristiano por el Espíritu Santo.

Los Cristianos creen que la Biblia es la Palabra de Dios inspirada, infalible, y que su enseñanza es la autoridad final (2ª Timoteo 3:16, 2ª Pedro 1:20-21). Los cristianos creen en un Dios que existe en tres personas, el Padre, el Hijo (Jesucristo), y el Espíritu Santo.

Los Cristianos creen que la humanidad fue creada específicamente para tener una relación con Dios, pero que el pecado separa de Dios a todo hombre (Romanos 5:12, Romanos 3:23). El Cristianismo enseña que Jesucristo caminó por esta tierra, completamente Dios y hombre (Filipenses 2:6-11), y murió sobre la cruz. Los Cristianos creen que después de Su muerte en la cruz, Cristo fue enterrado, resucitó, y ahora vive a la diestra del Padre, intercediendo por los creyentes para siempre (Hebreos 7:25). El Cristianismo proclama que la muerte de Jesús en la cruz fue suficiente para pagar completamente la deuda del pecado que tenían todos los hombres, y esto es lo que restaura la relación rota entre Dios y el hombre (Hebreos 9:11-14, Hebreos 10:10, Romanos 6:23, Romanos 5:8).

A fin de ser salvo, uno simplemente debe poner enteramente su fe en la obra completa de Cristo en la cruz. Si alguien cree que Cristo murió en su lugar, pagó el precio de sus pecados, y resucitó, entonces la persona es salva. No hay nada que alguien pueda hacer para ganar la salvación. Nadie puede ser “lo suficientemente bueno” para agradar a Dios por sí mismo, porque todos somos pecadores (Isaías 64:6-7, Isaías 53:6). En segundo lugar, no hay nada más que se deba hacer, porque ¡Cristo ha hecho toda la obra! Cuando estuvo en la cruz, Jesús dijo “Consumado es” (Juan 19:30).

Como no hay nada que uno pueda hacer para ganar la salvación, una vez que ha puesto su confianza en la obra de Cristo en la cruz, tampoco hay nada que pueda hacer para perder su salvación. Recuerde, ¡la obra fue hecha y completada por Cristo! ¡Nada acerca de la salvación depende del que la recibe! Juan 10:27-29 declara “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni ningún (hombre) las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio (a ellas), es mayor que todos, y ningún (hombre) las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”

Algunos pueden pensar, “¡Esto es grandioso – una vez que soy salvo, simplemente puedo hacer lo que me agrada, y no pierdo mi salvación!” Pero la salvación no se trata de ser libre a fin de hacer lo que a uno le agrada. La Salvación es liberarse de tener que servir a la vieja naturaleza pecaminosa, y ser liberado para ejercer una correcta relación con Dios. Mientras los creyentes vivan en esta tierra en sus cuerpos pecaminosos, habrá una lucha constante de sucumbir al pecado. Vivir en pecado dificulta la relación que Dios busca tener con la humanidad, y mientras uno viva en pecado como un creyente, no va a disfrutar de la relación que Dios intenta tener con el. Sin embargo, los Cristianos pueden tener victoria sobre la lucha con el pecado al estudiar y aplicar la Palabra de Dios (la Biblia) en sus vidas, y ser controlados por el Espíritu Santo – que es, someterse a la influencia del Espíritu, con éste a la cabeza en cualquier circunstancia, y obedecer la Palabra de Dios a través del Espíritu.

De manera que, mientras muchos sistemas religiosos requieren que una persona haga o no ciertas cosas, el Cristianismo se trata de tener una relación con Dios. El Cristianismo se trata de creer que Cristo murió en la cruz como pago por pecado, y que también resucitó. La deuda de su pecado ha sido pagada y puede tener compañerismo con Dios. Usted puede tener victoria sobre su naturaleza pecaminosa y caminar en compañerismo y obediencia con Dios. Ese es el verdadero Cristianismo bíblico.

sábado, 24 de diciembre de 2011

FELIZ NATIVIDAD


no pierdan la fe por personas y lideres espirituales que dan asco no te fijes en la porqueria del suelo siempre la mirada al frente y recordar bienaventurado el que cree si ver una frase perfecta para engañar pero la verdadera respuesta la tendremos al final de nuestros dias que pasen felices fiestas

jueves, 17 de noviembre de 2011

EL VERDADERO DISIPULADO




Así dice el Señor: "Maldito quien confía en el hombre, y en la carne busca su fuerza, apartando su corazón del Señor. Será como un cardo en la estepa, no verá llegar el bien; habitará la aridez del desierto, tierra salobre e inhóspita. Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que junto a la corriente echa raíces; cuando llegue el estío no lo sentirá, su hoja estará verde; en año de sequía no se inquieta, no deja de dar fruto. Nada más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo entenderá? Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta, según el fruto de sus acciones."

miércoles, 16 de noviembre de 2011

¿Qué dice la Biblia acerca del matrimonio?


La divina institución del matrimonio está registrada en Génesis. “Dijo entonces Adán. Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varóna, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:23-24). Dios creó al hombre y después hizo a la mujer del “hueso de sus huesos”. El proceso tal como se describe, nos dice que Dios tomó una de las “costillas” de Adán (Génesis 2:21-22). La palabra hebrea significa literalmente “el costado de una persona”.

Por lo tanto, Eva fue tomada del “lado” de Adán, y es a su lado donde ella pertenece. “Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él.” (Génesis 2:20). Las palabras “ayuda e idónea” son la misma palabra en hebreo. La palabra es “ezer” y viene de la raíz primitiva de la palabra que significa rodear, proteger, ayudar, auxiliar, socorrer. Por lo tanto, significa ayudar, asistir o auxiliar. Eva fue creada para estar al lado de Adán como su “otra mitad”, para ser su auxilio y ayuda. Un hombre y una mujer cuando se casan, se convierten en “una sola carne”. El Nuevo Testamento añade una advertencia a esta “unidad”. “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6).

Hay muchas epístolas escritas por el apóstol Pablo, que hablan de los aspectos que determinan el punto de vista bíblico sobre el matrimonio y cómo los creyentes nacidos de nuevo deben conducirse dentro de sus relaciones matrimoniales. Encontramos uno de estos pasajes en 1 Corintios capítulo 7 y otro en Efesios 5:22-33. El estudiar juntos estos dos pasajes, provee al creyente de principios bíblicos que pueden ser usados para formar un marco de referencia para una relación matrimonial que sea agradable a Dios.

El pasaje que se encuentra en Efesios es especialmente profundo en su área referente a un exitoso matrimonio bíblico. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su Salvador.” (Efesios 5:22-23) “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella.” (Efesios 5:25). “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:28-29). “Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.” (Efesios 5:31)

Cuando estos principios son elegidos por el esposo y la esposa en armonía con su relación como creyentes nacidos de nuevo, esto trae como consecuencia un matrimonio bíblico. Esta no es una relación desequilibrada, sino una que está balanceada con el concepto de Cristo como la cabeza del hombre y la mujer juntamente. Por lo tanto, el concepto bíblico del matrimonio es la unidad entre dos individuos que es una ilustración de la relación de unidad que existe entre Cristo con Su iglesia.

¿Qué dice la Biblia acerca del divorcio y el segundo casamiento?


En primer lugar, no importa el punto de vista que tome en el asunto del divorcio, es importante recordar las palabras de la Biblia de Malaquías 2:16ª: “Yo aborrezco el divorcio –dice el SEÑOR Dios de Israel”. De acuerdo con la Biblia, el plan de Dios es que el matrimonio sea un compromiso de toda la vida. “Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Mateo 19:6 NVI). Sin embargo, Dios comprende que el divorcio va a ocurrir, debido a que un matrimonio involucra a dos seres humanos pecadores. En el Antiguo Testamento Dios estableció algunas leyes, a fin de proteger los derechos de los divorciados, especialmente de las mujeres (Deuteronomio 24:1-4). Jesús señaló que aquellas leyes fueron dadas a causa de la dureza de los corazones de la gente, más no porque fueran el deseo de Dios (Mateo 19:8).

La controversia de si el divorcio y el segundo casamiento son permitidos de acuerdo con la Biblia, gira principalmente alrededor de las palabras de Jesús en Mateo 5:32 y 19:9. La frase “excepto en caso de infidelidad conyugal” es lo único en la Escritura, que posiblemente da el permiso de Dios para el divorcio. Muchos intérpretes entienden esta “cláusula de excepción” como refiriéndose a “infidelidad conyugal” durante el período de “desposorio”. En la costumbre judía, un hombre y una mujer se consideraban casados, aún mientras todavía estaban comprometidos, es decir, “prometidos”. La inmoralidad durante este período de “desposorio” debería entonces ser la única razón válida para un divorcio.

Sin embargo, la palabra griega traducida como “infidelidad conyugal” es una palabra que puede significar cualquier forma de inmoralidad sexual. Esto puede significar fornicación, prostitución, adulterio, etc. Posiblemente Jesús está diciendo que el divorcio es lícito, si se comete inmoralidad sexual. Las relaciones sexuales como tales son una parte integral del vínculo marital “y serán una sola carne” (Génesis 2:24; Mateo 19:5; Efesios 5:31). Por tanto, una ruptura de ese vínculo, por medio de relaciones sexuales fuera del matrimonio, debería ser una razón lícita para el divorcio. Si es así, Jesús también tiene en mente el segundo matrimonio en este pasaje. La frase “y se casa con otra” (Mateo 19:9) indica que el divorcio y el segundo casamiento son permitidos en una instancia de la cláusula de excepción, sea como sea interpretada. Es importante notar que solamente a la parte inocente se le permite volver a casarse. Aunque esto no está indicado en el texto, la concesión del segundo casamiento después de un divorcio, es la misericordia de Dios para aquel contra el que se ha cometido pecado, no para el que ha cometido inmoralidad sexual. Puede haber instancias donde a la “parte culpable” se le permite volver a casarse – pero tal concepto no es enseñado en este texto.

Algunos entienden 1ª Corintios 7:15 como otra “excepción”, que permite el segundo casamiento si un cónyuge incrédulo se divorcia de un creyente. Sin embargo, el contexto no menciona el segundo casamiento, sino que solamente dice que un creyente no está limitado a continuar un matrimonio, si un cónyuge no creyente quiere abandonarlo. Otros demandan que el abuso a cónyuge o hijo son razones válidas para el divorcio, aunque no están listadas como tales en la Biblia. Aunque éste, bien pudiera ser el caso, nunca es sabio suponer sobre la Palabra de Dios.

Algunas veces, perdidos en la discusión sobre la cláusula de excepción, está el hecho de que lo que quiera que signifique “infidelidad marital”, ésta es un permiso para el divorcio, no un requisito para el mismo. Aún cuando se haya cometido adulterio, una pareja puede por medio de la gracia de Dios aprender a perdonar, y comenzar a reconstruir su matrimonio. Dios nos ha perdonado mucho más. Con seguridad podemos seguir Su ejemplo y aún perdonar el pecado del adulterio (Efesios 4:32). Sin embargo, en muchas instancias, un cónyuge es impenitente y continúa en inmoralidad sexual. Posiblemente ahí es donde Mateo 19:9 puede ser aplicado. Muchos también cuentan demasiado rápido con el segundo casamiento después de un divorcio, cuando el deseo de Dios sería que permanezcan solteros. Algunas veces Dios invita a una persona a permanecer soltera, de manera que su atención no sea dividida (1ª Corintios 7:32-35). El segundo casamiento después de un divorcio puede ser una opción en algunas circunstancias, pero eso no significa que esta es la única opción.

Es doloroso que el índice de divorcio entre los cristianos profesos sea casi tan alto como el del mundo incrédulo. La Biblia deja meridianamente claro que Dios odia el divorcio (Malaquías 2:16) y esa reconciliación y perdón deberían ser las marcas de la vida de un creyente (Lucas 11:4; Efesios 4:32). Sin embargo, Dios reconoce que el divorcio se va a dar aún entre Sus hijos. Un creyente divorciado o vuelto a casar no debería sentirse menos amado por Dios, aún si su divorcio o segundo matrimonio no estuvieran cubiertos bajo la posible cláusula de excepción de Mateo 19:9. Dios a menudo utiliza aún la desobediencia pecaminosa de los cristianos para llevar a cabo una gran cantidad de cosas buenas.

¿Por qué todos los cristianos son hipócritas?


Tal vez ninguna acusación sea más provocativa que la de “hipócrita.” Desafortunadamente, algunos se sienten justificados en su opinión de que todos los cristianos son hipócritas. El término “hipócrita” goza de una rica herencia en el lenguaje. El término nos llega del latín hypocrisis que significa “actuar, pretender.” En el pasado, la palabra la encontramos tanto en el griego clásico, como en el Nuevo Testamento griego, adjudicándole virtualmente la misma idea – actuar, pretender.

Esta es la manera en que el Señor Jesús empleaba el término. Por ejemplo, cuando Cristo enseñaba el significado de la oración, el ayuno, y dar limosna para la gente, Él nos disuadía de seguir el ejemplo de aquellos que actuaban con hipocresía (Mateo 6:2, 5, 16). Al hacer públicamente largas oraciones, empleando medidas extremas para asegurarse de que otros notaran sus ayunos y anunciando sus ofrendas para el Templo y los pobres, ellos revelaban sólo una relación superficial y aparente con el Señor. Mientras que los fariseos representaban bien sus roles dramáticos como ejemplos públicos de la virtud religiosa, ellos fallaban miserablemente en el mundo interno del corazón donde residían las virtudes judeo-cristianas. (Mateo 23:13-33; Marcos 7:20-23).

Jesús nunca llamó hipócritas a Sus discípulos. Ese nombre sólo era dado a los fanáticos religiosos mal orientados. Más bien Él llamaba a los Suyos sus “seguidores,” Sus “hijos,” Sus “ovejas,” y Su “iglesia.” Adicionalmente, hay una advertencia en el Nuevo Testamento acerca del pecado de la hipocresía (1 Pedro 2:1), al cual Pedro le llama por su nombre. También están registrados en la iglesia, dos evidentes ejemplos de hipocresía. En Hechos 5:1-10, dos discípulos son expuestos por pretender ser más generosos de lo que en realidad eran. La consecuencia no fue agradable. Y, de toda la gente, Pedro es acusado de dirigir un grupo de hipócritas en su trato con los creyentes gentiles (Gálatas 2:13).

De la enseñanza del Nuevo Testamento, entonces, podemos sacar al menos dos conclusiones. Primero, existe hipocresía entre los que profesan ser cristianos. Ellos estaban presentes en el principio y, como se expone en la parábola de Jesús sobre el trigo y la cizaña, éstos ciertamente existirán hasta el fin de los tiempos (Mateo 13:18-30). Adicionalmente, si aún un apóstol puede ser culpable de hipocresía, no hay razón para creer que los cristianos “ordinarios” están exentos de ella. Debemos estar siempre en guardia, para que no caigamos en esta misma tentación (1 Corintios 10:12).

Desde luego, no todo el que clama ser cristiano lo es verdaderamente. Quizá todos o la mayor parte de los hipócritas famosos entre los cristianos, eran realmente farsantes y embusteros. Hasta la fecha, prominentes líderes cristianos han caído en pecados terribles. A veces parecen inundar la comunidad cristiana con escándalos sexuales y financieros. Sin embargo, en vez de tomar las acciones de unos pocos y usarlas para denigrar a toda la comunidad cristiana, es necesario preguntarse si aquellos que claman ser cristianos, y sin embargo demuestran ser sólo hipócritas, son realmente cristianos. Numerosos pasajes bíblicos confirman que aquellos que realmente pertenecen a Cristo, mostrarán en sus vidas el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). La parábola de Jesús sobre el sembrador y la semilla en Mateo 13, expone claramente que no todos los que profesan la fe en Él son genuinos. Tristemente, muchos que dicen pertenecerle a Él, un día quedarán estupefactos al escuchar al Señor decirles, “Nunca os conocí; apartaos de Mí, hacedores de maldad.”

En segundo lugar, mientras que no debe sorprendernos que la gente que pretende ser más santa de lo que es, clamen ser cristianos; tampoco podemos concluir que la iglesia esté formada enteramente por hipócritas. Uno debe concluir que seguramente todos los que invocamos el nombre de Jesucristo, permanecemos siendo pecadores, aún cuando nuestro pecado haya sido perdonado. Esto es, aún cuando hayamos sido salvados del castigo eterno por el pecado (Romanos 5:1; 6:23), todavía debemos ser salvados y liberados de la presencia del pecado en nuestras vidas (1 Juan 1:8-9), incluyendo el pecado de hipocresía. A través de nuestra fe viva en el Señor Jesús, estamos venciendo continuamente el poder del pecado, hasta que seamos finalmente liberados de él. (1 Juan 5:4-5).

Todos los cristianos fallamos en tener una vida a la altura de los estándares enseñados en la Biblia. Ningún cristiano ha tenido jamás una perfección semejante a la de Cristo. Sin embargo, hay MUCHOS cristianos quienes buscan genuinamente vivir la vida cristiana y están confiando más y más en que el Espíritu Santo los redarguya, los cambie y les dé el poder para hacerlo. Ha habido multitudes de cristianos que han vivido sus vidas libres del escándalo. Ningún cristiano es perfecto, pero el cometer errores o fallar en alcanzar la perfección en esta vida, no es lo mismo que ser un hipócrita.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Por qué hay tantos líderes cristianos evangélicos sorprendidos en escándalos?


Primero, es importante señalar que “tantos” no es una declaración precisa. Parecería que muchos líderes cristianos evangélicos son sorprendidos en escándalos, pero esto es debido a la exagerada cantidad de atención que se les da a tales escándalos. Hay miles de líderes cristianos evangélicos, pastores, profesores, misioneros, escritores y evangelistas, que nunca han participado en nada “escandaloso.” La gran mayoría de los líderes cristianos evangélicos, son hombres y mujeres que aman a Dios, son fieles a sus esposas(os) y familias, y efectúan sus actividades con gran honestidad e integridad. Las fallas de unos pocos no deben ser utilizadas para atacar la integridad de todos.

Dicho lo anterior, aún existe el problema de que esos escándalos a veces ocurren entre aquellos que aseguran ser cristianos evangélicos. Prominentes líderes cristianos han sido expuestos por cometer adulterio robo o participar en prostitución. Algunos cristianos evangélicos han sido convictos de evasión de impuestos y otras ilegalidades financieras. ¿Por qué ocurre esto? Hay al menos tres explicaciones primarias: (1) Algunos de los que aseguran ser cristianos evangélicos son charlatanes, (2) Algunos líderes cristianos evangélicos permiten que su posición los lleve al orgullo, (3) Satanás y sus demonios atacan y tientan más agresivamente a quienes están en el liderazgo cristiano, porque ellos saben que un escándalo que involucre a un líder, puede tener resultados devastadores, tanto para los cristianos como para quienes no lo son. Hablemos en más detalle de estas explicaciones…

(1) Algunos “cristianos evangélicos” que son sorprendidos en escándalos son charlatanes y falsos profetas. Jesús advirtió, “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis….” (Mateo 7:15-20). Los falsos profetas pretenden ser hombres y mujeres piadosos, y aparentan ser sólidos líderes evangélicos. Sin embargo, el “fruto” (es decir, los escándalos) eventualmente se revela en ellos, resultando lo opuesto de lo que ellos decían ser. En cuanto a esto, siguen el ejemplo de Satanás, “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14-15).

(2) La Biblia hace muy claro que “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu. (Proverbios 16:18) Santiago 4:6 nos recuerda, “…Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.” La Biblia repetidamente nos advierte contra el orgullo. Muchos líderes cristianos comienzan su ministerio con un espíritu de humildad y confianza en Dios, pero a medida que el ministerio crece y prospera, es fácil y tentador para los líderes, tomar algo de esta gloria para ellos mismos. Eventualmente, algunos líderes cristianos evangélicos, al mismo tiempo que ofrecen alabanza de labios a Dios, realmente intentan conducir y construir el ministerio sobre su propia fuerza y sabiduría. Esta clase de orgullo conduce a la caída. Dios, a través del profeta Oseas, advierte, “En sus pastos se saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.” (Oseas 13:6).

(3) Satanás sabe que por la influencia de un escándalo con un líder cristiano evangélico, él puede obtener un poderoso impacto. Así como el adulterio del rey David con Betsabé y el acuerdo sobre la muerte de Urías causó gran daño a la familia de David y a la nación entera de Israel – así también muchas iglesias o ministerios han sido dañados o destruidos por la caída de su líder. Muchos cristianos han tenido un debilitamiento en su fe como resultado de presenciar la caída de un líder. Muchos no cristianos utilizan esta caída de líderes “cristianos” como una razón por la que ellos rechazan el cristianismo. Satanás y sus demonios saben esto, y por lo tanto dirigen más sus ataques contra aquellos que laboran como líderes. La Biblia nos advierte a todos, “Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).

¿Cómo debemos responder cuando un líder cristiano evangélico es acusado o sorprendido en un escándalo?

(1) No escuches o aceptes acusaciones sin bases o infundadas (Proverbios 18:8, 17; 1 Timoteo 5:19). (2) Toma las medidas bíblicas apropiadas para reprender a aquellos que pecan (Mateo 18:15-17; 1 Timoteo 5:20). Si el pecado es severo y comprobado, se debe imponer su separación del ministerio de liderazgo (1 Timoteo 3:1-13) (3) Perdona a aquellos que pecan (Efesios 4:32; Colosenses 3:13), y cuando el arrepentimiento sea comprobado, restáurales al compañerismo mas no al liderasgo(Gálatas 6:1; 1 Pedro 4:8). (4) Sé fiel en tu oración por nuestros líderes. Conociendo los problemas a los que se enfrentan, las tentaciones que sufren y el estrés que deben soportar, debemos estar orando por nuestros líderes, pidiendo a Dios que los fortalezca, proteja, y anime. (5) Lo más importante, es que tomes el fracaso de un líder cristiano evangélico como un recordatorio para fundamentar tu fe en Dios, y en Dios solamente. Dios nunca falla, nunca peca, y jamás miente. (Isaías 6:3).

domingo, 6 de noviembre de 2011

La Biblia y el Robo



La Biblia expresa claramente cómo ve Dios el robo: “Yo, Jehová, amo el derecho, odio el robo junto con la injusticia” (Isaías 61:8). Jehová inspiró al profeta Ezequiel a escribir que el robo es un pecado muy grave (Ezequiel 18:18). Sin embargo, el mismo libro bíblico dice que Dios perdonará misericordiosamente al que se arrepienta y devuelva lo que hurtó (Ezequiel 33:14-16).

A pesar de que los cristianos viven en un mundo lleno de criminalidad, se regocijan en la esperanza de vivir bajo el Reino de Dios, cuando ya no exista el robo. Respecto a ese tiempo la Biblia promete: “[Los siervos de Dios] realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha habla­do” (Miqueas 4:4).

SEMINARIO PARA PAREJAS


SABADO 12 DE NOVIEMBRE DE 10:00A.M.-1:00 P.M. Y DE 3:00 P.M. A 6:00 P.M. 7:00 P.M CONVIVIO

martes, 30 de agosto de 2011

lunes, 22 de agosto de 2011

¿Cómo recibo el perdón de Dios?

Hechos 13:38 declara, “Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados.”

¿Qué es el perdón y por qué lo necesitamos?
La palabra “perdonar” significa hacer borrón y cuenta nueva, perdonar, cancelar una deuda. Cuando somos injustos con alguien, buscamos su perdón a fin de restituir la relación. El perdón no es otorgado debido a que la persona merezca ser perdonada. Nadie merece ser perdonado. El perdón es un acto de amor, misericordia y gracia. El perdón es una decisión de no guardar rencor a otra persona, pese a lo que le haya hecho.

La Biblia nos dice que todos necesitamos el perdón de Dios. Todos hemos cometido pecado. Eclesiastés 7:20 declara, “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.” 1 Juan 1:8 dice, “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” Todo pecado es a la larga un acto de rebelión en contra de Dios (Salmos 51:4). Como resultado, necesitamos desesperadamente el perdón de Dios. Si nuestros pecados no son perdonados, pasaremos la eternidad sufriendo las consecuencias de nuestros pecados (Mateo 25:46; Juan 3:36).

Perdón – ¿Cómo lo obtengo?
Afortunadamente, Dios es tierno y compasivo. ¡Está ansioso de perdonar nuestros pecados! 2 Pedro 3:9 nos dice que Dios es, “...paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” Dios desea perdonarnos, de manera que ha hecho provisión para nuestro perdón.

El único castigo justo por nuestros pecados es la muerte. La primera parte de Romanos 6:23 declara, “Porque la paga del pecado es muerte...” La muerte eterna es lo que hemos ganado por nuestros pecados. Dios, en Su plan perfecto, se hizo hombre, en la persona de Jesucristo (Juan 1:1, 14). Jesús murió en la cruz, llevando la penalidad que merecíamos – la muerte. 2 Corintios 5:21 nos enseña, “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” ¡Jesús murió en la cruz, llevando el castigo que merecíamos! Siendo Dios, la muerte de Jesús proveyó el perdón por los pecados del mundo entero. 1 Juan 2:2 proclama, “El es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” Jesús resucitó, proclamando Su victoria sobre el pecado y la muerte (1 Corintios 15:1-28). Gloria a Dios, que a través de la muerte y resurrección de Jesucristo, la segunda parte de Romanos 6:23 es verdad, “...mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”

¿Quiere usted tener sus pecados perdonados? ¿Tiene un persistente sentido de culpa que no parece desaparecer? El perdón de sus pecados está disponible si usted pone su fe en Jesucristo como su Salvador. Efesios 1:7 dice, “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.” Jesús pagó la deuda por nosotros para que pudiéramos ser perdonados. Todo lo que usted tiene que hacer es pedirle a Dios que le perdone a través de Jesús. Si usted cree que Jesús murió para pagar por su perdón entonces ¡El lo perdonará! Juan 3:16-17 contienen este maravilloso mensaje, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.”

Perdón - ¿Es en realidad así de fácil?
¡Sí, es así de fácil! Usted no puede ganar el perdón de Dios. No puede pagar a Dios por su perdón. Usted sólo puede recibirlo por la fe, por medio de la gracia y misericordia de Dios. Si usted desea aceptar a Jesucristo como su Salvador y recibir el perdón de Dios, aquí está una oración que usted puede hacer. Hacer esta oración o cualquier otra, no va a salvarlo. Es solamente el confiar en Jesucristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle su perdón. “Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en Él yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón! En nombre de Jesús, ¡Amén!”

AQUI ESTA LA TAREA DEL LUNES JAJAJAJA

viernes, 19 de agosto de 2011

¿Qué es el Judaísmo y en que creen los judíos?


¿Qué es el Judaísmo, y quién o qué es un judío? Dependiendo de a quien le hables, o la selección de libros que leas, obtendrás muy diferentes respuestas a esta provocativa pregunta. ¿Es el Judaísmo simplemente una religión? ¿Es una identidad cultural o solo un grupo étnico? ¿Son los judíos un grupo de gente o una nación? ¿En qué creen los judíos y creen todos las mismas cosas?

De acuerdo al Diccionario Universitario Merriam-Webster’s, un “judío” es: 1ª: Un miembro de la tribu de Judá b: Israelita 2 : un miembro de una nación existente en Palestina desde el siglo VI a.C. al primer siglo d.C. 3 : una persona perteneciente a una continuación, a través de descendencia o conversión del antiguo pueblo judío 4: uno cuya religión es el Judaísmo.

De acuerdo al Judaísmo rabínico, un judío es uno que tiene una madre judía, o uno que formalmente se ha convertido al Judaísmo. Levítico 24:10 es citado con frecuencia para dar credibilidad a esta creencia, aunque la Torá no hace una afirmación específica para esta tradición. Algunos rabinos dicen que no tiene nada que ver con lo que el individuo crea realmente. Estos rabinos nos dicen que un judío no necesita ser seguidor de las leyes y costumbres del Judaísmo, para ser considerado judío. De hecho, un judío puede no creer en Dios en lo absoluto, y aún así ser un judío basado en la anterior interpretación rabínica.

Otros rabinos dejan muy en claro que aunque la persona siga los preceptos de la Torá y acepte los “Trece Principios de la Fe” como claramente lo expresa Maimónides (Rabino Moshe ben Maymon, uno de los grandes eruditos medievales judíos), él no puede ser un judío. Aunque esta persona pueda ser un judío “biológico”, éste no tiene una conexión real con el Judaísmo.

En el primer libro de la Torá – los primeros cinco libros de la Biblia – Génesis 14:13 nos enseña que Abram comúnmente reconocido como el primer judío (su nombre fue cambiado más tarde al de Abraham) fue descrito como un “hebreo.” El nombre “judío” viene del nombre Judá, uno de los doce hijos de Jacob, y una de las doce tribus de Israel. Aparentemente, el nombre “judío” originalmente se refería solo a aquellos que eran miembros de la tribu de Judá, pero cuando el reino fue dividido (Israel en el norte y Judá en el sur), después del reinado de Salomón (1 Reyes, capítulo 12) se refiere a todos los que pertenecían al reino de Judá, el cual incluía a las tribus de Judá, Benjamín y Levi. En la actualidad, muchos creen que un judío es cualquiera que es un descendiente físico de Abraham, Isaac y Jacob, sin importar de cual de las doce tribus originales descienda.

Así que ¿qué es en lo que creen los judíos, y cuáles son los preceptos básicos del Judaísmo? Hay cinco principales formas o sectas del Judaísmo en el mundo actual. Ellos son Ortodoxos, Conservadores, Reformistas, Reconstruccionistas y Humanistas. Las creencias y requerimientos en cada grupo difieren dramáticamente; sin embargo una breve lista de las creencias tradicionales del Judaísmo incluirían lo siguiente:

Dios es el creador de todo lo que existe; Él es uno, incorpóreo (sin un cuerpo), y solo Él debe ser adorado como el gobernante absoluto del universo.

Los primeros cinco libros de la Biblia hebrea, fueron revelados por Dios a Moisés. Éstos no serán cambiados o discutidos en el futuro.

Dios se ha comunicado con el pueblo judío a través de profetas.

Dios monitorea las actividades de los humanos; Él recompensa a los individuos por buenas obras y castiga el mal.

Aunque los cristianos basan mucha de su fe en las mismas Escrituras hebreas como los judíos, hay diferencias mayores en las creencias: Generalmente, los judíos consideran de primera importancia las acciones y el comportamiento; las creencias proceden de acciones. Esto se opone con los cristianos conservadores para quienes el creer es de primordial importancia, y las acciones son el resultado de esa fe.

Los creyentes judíos no aceptan el concepto cristiano del pecado original (la creencia de que toda la gente ha heredado el pecado de Adán y Eva, cuando ellos desobedecieron las instrucciones de Dios en el Jardín del Edén).

El Judaísmo afirma la inherente bondad del mundo, y su gente como creaciones de Dios.

Los creyentes judíos están dispuestos a santificar sus vidas y acercarse a Dios, mediante el cumplimiento del mitzvoth (los mandamientos divinos).

No se necesita un salvador ni es necesario como intermediario.

Las creencias acerca de Jesús varían considerablemente. Algunos lo ven como un gran maestro moralista. Otros lo ven como un falso profeta o como un ídolo de la cristiandad. Algunas sectas del Judaísmo ni siquiera pronuncian su nombre debido a la prohibición de mencionar el nombre de un ídolo.

Los judíos son mencionados con frecuencia como el pueblo elegido por Dios. Esto no significa que ellos sean de ninguna manera considerados superiores a otros grupos. Los versos de la Biblia tales como Éxodo 19:5 simplemente dicen que Dios ha elegido a Israel para recibir y estudiar la Torá, para adorar solo a Dios, para descansar en el Sabbath, y para celebrar las festividades. Los judíos no fueron elegidos por ser mejores que otros; ellos simplemente fueron elegidos para recibir más responsabilidades difíciles y más onerosos castigos si fracasan.

Los 613 mandamientos encontrados en Levítico y otros libros, regulan todos los aspectos de la vida judía.

Los Diez Mandamientos, como se mencionan en Éxodo 20:1-17 y Deuteronomio 5:6-21, forman una breve sinopsis de la Ley.

El Mesías (el ungido de Dios) llegará en el futuro y reunirá nuevamente a los judíos en la tierra de Israel. En ese tiempo, habrá una resurrección general de los muertos. El Templo de Jerusalén, que fue destruido en el año 70 d.C., será reconstruido.