VISION

LA IGLESIA PENTECOSTES VIDA ABUNDANTE EXISTE PARA EXALTAR AL SALVADOR Y EQUIPAR ALOS CREYENTES PARA LA OBRA DE DEL MINISTERIO.

MISION

MINISTERIOS VIDA ABUNDANTE
TIENE COMO PROPOSITO SUPLIR LAS NECESIDADES DE LAS PERSONAS ATRAVEZ DE :
1; EVANGELISMO 2; DISCIPULADO 3; GRUPOS PEQUEÑOS
4; COMPAÑERISMO 5; BENEVOLENCIA

VALORES

AMOR-FIDELIDAD-HUMILDAD-INTEGRIDAD-UNIDAD-CONFIANZA-RESPETO-TOLERANCIA-RESPONSABILIDAD

domingo, 14 de agosto de 2011

LA TAREA DEL PASTOR






Dios comienza en el verso 2 diciendo, “Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así ha dicho Jehová el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan los pastores a los rebaños?” Dios condena a los pastores de Israel por apacentarse a sí mismos, en lugar de apacentar al rebaño. En otras palabras, olvidaron que su función básica era cuidar del rebaño y en lugar de ello los utilizaban por razones egoístas. Tristemente, es no es poco común en la actualidad. Con mucha frecuencia algunos pastores miran sus congregaciones como una fuente de ingreso, poder, posición, etc. En efecto (si no es que por decisión) algunas veces se considera a la congregación como un medio para alimentar el ego del pastor y su sentido de auto-importancia. Hay algunos pastores que entran al ministerio porque AMAN estudiar las Escrituras y a los grandes teólogos. Pero el peligro aquí es que el ministro puede llegar a ser una fuente de auto-mejoramiento y enriquecimiento para el pastor, pero tiene poco que ver con atender las necesidades reales del rebaño.

Luego están aquellos pastores que gobiernan con vara de hierro porque quieren los
beneficios, el respeto, de ser pastor, pero que no están realmente interesados en hacer la obra pastoral. Dios dice en el versículo cuatro “sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.” Tales hombres pueden ser hábiles oradores, pero esencialmente su “ministerio” tiene que ver más con estar a cargo, con ser el “gran jefe” en lugar de servir a su gente. Tales pastores no pueden manejar los desacuerdos, las diferencias de opinión o cualquier cosa que pudiera amenazar su poder o posición. Tienen que estar en lo correcto, en todas las ocasiones, en cada cosa pequeña. ¡Y mejor que el rebaño se alinee o se atenga a las consecuencias!


Un pastor piadoso entenderá que la verdadera grandeza viene de SERVIR al pueblo de
Dios, no de ser servido por ellos (cf. Marcos 10:45). Les sirve enseñándoles la verdad,

¡independientemente de si algunas veces quieren oírla o no! Luego les enseña como aplicar esa verdad para que sus vidas personales, sus familias, su trabajo, sus relaciones, sus ministerios, puedan todos ser transformados por el poder del Espíritu Santo. Un pastor piadoso le sirve a su rebaño esforzándose para facilitarles a sus vidas la santidad y la piedad. Uno podría decir que la prueba de fuego del ministerio de un pastor NO es qué tan grande es su congregación, o cuán bonito es el edificio, (y ciertamente no el tamaño de su paga.) En lugar de eso, es si el pueblo de Dios está creciendo en justicia, santidad, gracia y paz.

Lo que nos trae al siguiente aspecto del fracaso del pastor que Dios reprocha en Ezequiel 34. Dios dice, “No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia.”

El pastor hace más que sólo alimentar a las ovejas, se espera que también cuide de ellas.
Suceden accidentes. Algunas veces las ovejas van donde no debieran ir. Comen cosas que no debieran comer. Resbalan por las salientes, se rompen las piernas, o se les infectan las heridas. Algunas veces se extravían y se pierden. Se espera que el pastor esté interesado en cubrir esas heridas, sanar sus enfermedades y devolver la perdida al rebaño. Tan importante como es el ministerio de predicación y enseñanza del pastor, no es la ÚNICA cosa que está llamado a hacer. Un pastor piadoso debe estar interesado en lo que hoy llamamos el “cuidado pastoral.” Debe conocer a sus ovejas como individuos, y ministrarles como individuos. Debe estar dispuesto a involucrarse con los detalles de sus vidas y ayudarles a atravesar los tiempos difíciles.

Sí, eso quiere decir la tradicional visita de hospital cuando un miembro de la
congregación está enfermo. Pero esto no es sólo una formalidad vacía, sino más bien una obligación y privilegio para darles consuelo y aliento. Sí, quiere decir visitar a la gente en sus hogares, pero no solo como un ritual pastoral, sino como un medio para conocerles para que pueda ser parte de sus vidas y ministrar a sus necesidades. Este tipo de ministerio significa conocer a la gente, reír con ellos, llorar con ellos, aconsejarles en los momentos difíciles, reprenderlos cuando sea necesario, tenerles como responsables por sus pecados. En otras palabras, CUIDAR de ellos y sus necesidades.

Lo admitimos, algunas ovejas en realidad son cabras disfrazadas y no importa lo que
haga los va a perder. Pero recuerde aquella sección en el Salmo 23 que dice “Tu vara y tu cayado me infundirán aliento…” ¿De qué estaba hablando David allí? El cayado es fácil, era un instrumento para guiar a las ovejas. El largo cayado (que algunas veces terminaba en un extremo curvo) se usaba para empujar suavemente a las ovejas en una dirección, aunque también para tirar de ellas para alejarlas de situaciones peligrosas. Pero la vara es un poco diferente. Parece que la vara se usaba para romperles las piernas a ciertas ovejas que tenían el hábito de extraviarse del rebaño. Una oveja sin pastor es simplemente un bocado en cuatro patas. Al romperle las piernas a una oveja recalcitrante el pastor básicamente la estaba protegiendo para que no se perdiera, para que no resulte herida o devorada. Entonces
el pastor vendaría la pierna rota y llevaría a la oveja alrededor de su cuello hasta que la
pierna sanara.

Como resultado la oveja llegaba a asociar el olor del pastor con su cuidado e interés. Las ovejas cuyas piernas habían sido rotas de manera deliberada, llegan a ser los animales más leales, sin desear apartarse jamás del lado del pastor. En la iglesia, la vara que usamos es la disciplina eclesiástica. Al ejercer disciplina en contra de un miembro recalcitrante, estamos en efecto “quebrando” su rebelión (cf. 1 Tim. 1:20; 1 Cor. 11:32, etc.). Pero, tristemente, la disciplina eclesiástica raras veces se aplica hoy, y aún cuando se hace, usualmente es el resultado de la ira y la frustración por parte de los ancianos, en lugar de ser una herramienta
para traer a alguien a un genuino arrepentimiento. Como resultado, cuando alguien ES
disciplinado, generalmente es el último acto antes de perderlo. Los ancianos no están
tristes, simplemente están hartos.

Claro que queda mucho más por decir (y más adelante, este mismo pasaje tiene algunas
cosas realmente duras que decir con respecto a los pastores “gordos”)
estan allí para servir a Dios sirviendo a Su pueblo. El rebaño de Dios no ha sido puesto a su cuidado para edificar sus egos, llenar sus carteras o impulsar sus carreras. ¿No será que muchos pastores se meten en tantos problemas con tantas iglesias simplemente porque quieren ser servidos en lugar de servir?

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